Este 8M fecha marcada en el calendario Winka como símbolo de lucha y empoderamiento de las mujeres, nosotres Mujeres y Diversidades indígenas nos preguntamos si nos representa. Nuestra realidad está bastante alejada de esta consigna, para quienes habitamos los territorios, despojades de justicia y derechos. Somos criminalizades y judicializades por defender y reivindicar los territorios ancestrales que nos arrebataron.
A su vez, nos preguntamos cómo sentirnos parte de algo si la realidad de las personas indígenas, travestís, mujeres trans, no binarias sigue siendo hoy un estigma de los Estados extractivistas que se perpetúan desde la colonización y que además, intentan borrar nuestras vivencias trans indígenas.
Desde pequeñas nuestras cuerpas reciben los más aberrantes agravios que pueden existir, nos violan, nos matan, nos dañan de diversas formas. Sufrimos todo tipo de violencias: doméstica,institucional,de género y persecución por defender los derechos de la comunidad.
Nuestro color de piel es motivo de discriminación, provocando falta de empatía y racismo, convirtiéndose en una discriminación sistémica.
Las mujeres y diversidades indígenas somos excluidas de este sistema, donde si bien se han ganado muchas cosas como sociedad, nosotres seguimos perdiendo otras tan importantes e imprescindibles como nuestra espiritualidad, nuestro territorio, la manera de vivir y sentir.
Pero éste no será el final de la historia, no nos quedaremos esperando que otros cambien nuestra realidad, la cambiaremos nosotres con la fuerza que nace de nuestras entrañas y que fue forjada por nuestras ancestras.
Fuimos, somos y seguiremos siendo la rebelión de las flores, aquellas que quisieron cortar y matar, pero sus raíces siguen vivas aferradas a la Tierra.
Hoy más que nunca nos encuentra abrazades y tangibles, transfronterizas y diversas, como lo es nuestro territorio, es por ello que hacemos un llamado para fortalecer nuestra espiritualidad y recuperar aquello que siempre fue nuestro.
Somos la voz del Monte y de los Bosques, del Mar y los Ríos.
Somos la voz de la Tierra esa que jamás podrán callar, porque brotamos como semillas nuevas listas para florecer.
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